Diary of a sinner. Parte 1
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Diary of a sinner. Parte 1
Les traigo otro de los debraies random de mi mente tan dispersa xD. Es la primera parte, al principio no taba planeado ke fuera mas de una pero mis ideas random vuelan y pos eso xD. Contiene pseudo-lemon y err... espero ke les guste.
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Octubre 22.
Anoche visité aquel bar que suelo frecuentar cuando estoy aburrido. El entretenimiento para ese día estaba por empezar, la noche era joven. Yo me encontraba sentado junto a la barra del lugar con un vaso de whisky en la mano derecha. Lo único diferente a todas las otras noches que había asistido, era que el ambiente estaba más relajado de lo habitual, había menos gente. Pero aún así pensé que ese día sería nada más que lo mismo, obviamente estaba equivocado.
A las diez menos quince minutos la puerta del bar se abrió de par en par, no pude ignorar el hecho de que algo había llamado mi atención. Levanté la mirada dirigiéndola hacía el objeto de mi distracción. Ahí fue la primera vez que le miré. Sentí como mis ojos se abrían de par en par hasta más no poder. La visión era divina, me iluminaba el panorama de una manera increíble. Nunca, en mis 22 años, había visto algo igual. Le seguí con la mirada sin pararme a pensar que pasaría si me mirara. Al principio creí que era una alucinación a causa del alto nivel de alcohol en mi organismo, claro ya estaba alucinando ángeles. Pero en un instante esa teoría desapareció, su sonrisa se cruzó con mi mirada, sin inmutarme continué mirándole.
Cabellos rojizos y largos hasta por la cintura, esa cintura fina y delgada que me invitaba al pecado. Seguida deliciosamente por esas pequeñas y frágiles caderas. Mi estómago se revolvió. Por momentos creí sentir que me miraba y sin otra cosa en la cabeza, queriendo escapar, salí del bar.
Octubre 29.
Al sábado siguiente volví al mismo bar, no por aquella persona hermosa que había captado mi atención, si no porque así lo hacía siempre. Siempre solo y con mi vaso de whisky. Aunque debo admitir que ahora asistía con mayor entusiasmo, con la ilusión de verle. Pero esa noche no se apareció quince minutos antes de las diez, ni quince antes de las ence. No es que estuviese esperándole. Esa noche pasó la media noche y no se apareció, creo que me sentí enfadado.
Noviembre 5
Hoy volví al bar, y para mi sorpresa mi ángel ya estaba ahí. Con las mismas personas como la primera vez. Tomé un banco cerca de la barra como acostumbraba y de inmediato el vaso con whisky apareció frente a mí. Lo miré unos segundos y después giré para mirar a las personas unas mesas más allá. Parecía como si su cabello destellara con las luces del bar, era perfecto. Llamé a uno de los meseros y le pedí que llevara a aquella mesa una nota que escribí en una servilleta. Éste lo hizo enseguida y de reojo analicé su reacción paso a paso. Al recibir la nota la sonrisa se borró automáticamente de su rostro y con una expresión de duda buscó en todo el bar, alrededor. Sus cabellos se movían de un lado a otro a la par de su cuerpo y su cabeza. Pagué la cuenta y salí de ahí.
Noviembre 26
Hace dos semanas hice el primer movimiento, después de eso no crean que me desaparecí. Ambos fines de semana visité el bar y estuve fuera de este, envuelto en una larga gabardina, negra y un sombrero. Fumaba cigarrillos uno tras otro, sin parar hasta que aquella admirable visión llegaba a mí. Le observaba por el cristal, observaba todos y cada uno de sus delicados movimientos. Parecía como si él también esperara verme, incluso sin saber de mi. Buscaba alrededor, pero a los minutos se rendía y bebía con sus amigos.
Hoy decidí entrar en el bar, iba a sospechar si continuaba esperándolo de esa manera afuera del lugar. Llevaba una camiseta sin mangas como de costumbre, pantalones de cuero y el cabello suelto, todo completamente negro. Bebí una parte del whisky y mas o menos a las 3 de la mañana. Salió con los demás y se alejaron de ahí, sin dudarlo los seguí. No fueron muy lejos. Un par de cuadras a la derecha y luego en recta hasta ese puente maltrecho, el que está junto al supermercado. Ahí entraron en un edificio y subieron 5 pisos, encendieron las luces y una hora después las apagaron. Volví a mi casa.
Diciembre 3
Estaba preparado. Esta noche iba a acercarme, iba a hablarle. Solo que esta vez no fui al bar, él si. Fui directo al departamento al que una semana antes le había visto entrar y permanecí un piso arriba del quinto. Podía escuchar perfectamente cada movimiento. La gente subía y bajaba pero él no aparecía. De pronto, a las 12 de la noche su hermosa figura apareció en el umbral, desde mi escondite pude verlo, pero él a mi no. Lo observé, se despidió de sus amigos y ellos bajaron 2 pisos. Deduje que todos vivían en el mismo edificio pero en distintos apartamentos. Ellos bajaron y el rebuscó en sus bolsillos, soltó una leve risa. Sonreí, era hermoso. Por fin encontró las llaves y con un poco de esfuerzo la metió en la cerradura. Su aliento alcohólico alcanzaba a llegar al lugar entre sombras en el que yo estaba escondido, de una forma retorcida eso me excitó.
Abrió la puerta lentamente y antes de que pudiese cerrarla detrás de él, corrí hasta esta y le detuve con el pie. Él se giró un poco desconcertado, la borrachera le hacía ver todo sin poder comprenderlo al momento. Se rió nuevamente, su risa atravesó mi cerebro como una bella melodía. –“¿Q-Que pasa? ¿E-Eres tu cierto? El chico de la nota en el bar.”- Me sorprendí ante tal información y su sonrisa me sedujo de manera inevitable, le sonreí también. –“Si soy yo”- Confirmé para ver que hacía a continuación. Se relamió los labios de una manera que me hizo sentir escalofríos. -“¿Qué es lo que quieres de mi?”- Soltó un tanto agresivo pero aún mantenía esa sonrisa. Empujé un poco la puerta sin decirle nada y tomé su pequeña y exquisita figura entre mis brazos, le cargué sobre mi hombro sin ningún problema y bajé corriendo las escaleras. Él no se resistió, supuse que se había dormido por el exceso de alcohol. Lo metí en mi auto y lo traje a casa.
Diciembre 17
Hace 2 semanas traje a Hide a mi casa, al día siguiente me dijo que ese era su nombre. Amarrado de pies y manos sobre la cama no decía nada. Ni siquiera dejaba de sonreír con esa malicia que lograba enloquecerme. Si que era cruel, su sonrisa y la forma en que se removía en la cama me excitaban en demasía. Tenía la camisa y el pantalón desabrochados, para mi deleite podía observar su blanco pecho subir y bajar mientras dormía por las noches. Hasta ese momento solo hablaba con él, él hablaba conmigo como si yo no estuviese haciendo nada malo. Era desesperante pensar que lo tenía amarrado en mi cama de esa forma tan provocativa y por alguna extraña razón no me sentía con el valor suficiente para hacerle nada.
Ese día me dijo que se sentía sucio, que necesitaba un baño y yo, no pude negárselo. Lo desaté y lo llevé hasta el baño, ahí le encerré. Las ventanas del baño estaban selladas, no había forma de que se escapara. A los 20 minutos me llamó porque había terminado, abrí la puerta y su cuerpo estaba cubierto por nada más que una toalla que rodeaba su cintura. Su cabello escurría y las gotas acariciaban la piel de su torso, en ese momento desee tanto ser una de ellas. Le di ropa limpia, le quedó un tanto grande pero no se quejó. Tomó asiento en la cama, pareciera como si esperara que lo amarrara nuevamente, pero no pude en ese mismo momento. Se quedó mirándome, su sonrisa ahora era tierna como si mirarme le causara eso. –“Sé que es una pregunta estúpida pero, ¿Cómo te llamas?”- Él sabía perfectamente que no se lo diría, con reconocer mi rostro tenía suficiente para demandarme por secuestro y meterme en la cárcel. –“Si es una pregunta estúpida”- Lo cierto era que el tono de su voz me había hipnotizado, al igual que su rostro angelical y ese cuerpo que solo me causaba ganas de estrujarlo y poseerlo.
Diciembre 22
La relación con mi invitado había mejorado mucho. Sin embargo, la mayoría del tiempo, cuando él pensaba que no podía verlo, yo sabía que lloraba. Lloraba inconsolablemente pero incluso así no hacía nada por salir de mi casa. Ya no lo amarraba a la cama, se movía con libertad por la habitación aunque las ventanas estaban selladas, además de que estábamos en un piso muy alto. La puerta siempre permanecía cerrada con llave. Aún no me atrevía a tocarle. Me moría de ganas cada vez que miraba su rostro y cada vez que se movía contoneándose por la habitación. Pero algo me detenía.
x__Sigue abajo~
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Octubre 22.
Anoche visité aquel bar que suelo frecuentar cuando estoy aburrido. El entretenimiento para ese día estaba por empezar, la noche era joven. Yo me encontraba sentado junto a la barra del lugar con un vaso de whisky en la mano derecha. Lo único diferente a todas las otras noches que había asistido, era que el ambiente estaba más relajado de lo habitual, había menos gente. Pero aún así pensé que ese día sería nada más que lo mismo, obviamente estaba equivocado.
A las diez menos quince minutos la puerta del bar se abrió de par en par, no pude ignorar el hecho de que algo había llamado mi atención. Levanté la mirada dirigiéndola hacía el objeto de mi distracción. Ahí fue la primera vez que le miré. Sentí como mis ojos se abrían de par en par hasta más no poder. La visión era divina, me iluminaba el panorama de una manera increíble. Nunca, en mis 22 años, había visto algo igual. Le seguí con la mirada sin pararme a pensar que pasaría si me mirara. Al principio creí que era una alucinación a causa del alto nivel de alcohol en mi organismo, claro ya estaba alucinando ángeles. Pero en un instante esa teoría desapareció, su sonrisa se cruzó con mi mirada, sin inmutarme continué mirándole.
Cabellos rojizos y largos hasta por la cintura, esa cintura fina y delgada que me invitaba al pecado. Seguida deliciosamente por esas pequeñas y frágiles caderas. Mi estómago se revolvió. Por momentos creí sentir que me miraba y sin otra cosa en la cabeza, queriendo escapar, salí del bar.
Octubre 29.
Al sábado siguiente volví al mismo bar, no por aquella persona hermosa que había captado mi atención, si no porque así lo hacía siempre. Siempre solo y con mi vaso de whisky. Aunque debo admitir que ahora asistía con mayor entusiasmo, con la ilusión de verle. Pero esa noche no se apareció quince minutos antes de las diez, ni quince antes de las ence. No es que estuviese esperándole. Esa noche pasó la media noche y no se apareció, creo que me sentí enfadado.
Noviembre 5
Hoy volví al bar, y para mi sorpresa mi ángel ya estaba ahí. Con las mismas personas como la primera vez. Tomé un banco cerca de la barra como acostumbraba y de inmediato el vaso con whisky apareció frente a mí. Lo miré unos segundos y después giré para mirar a las personas unas mesas más allá. Parecía como si su cabello destellara con las luces del bar, era perfecto. Llamé a uno de los meseros y le pedí que llevara a aquella mesa una nota que escribí en una servilleta. Éste lo hizo enseguida y de reojo analicé su reacción paso a paso. Al recibir la nota la sonrisa se borró automáticamente de su rostro y con una expresión de duda buscó en todo el bar, alrededor. Sus cabellos se movían de un lado a otro a la par de su cuerpo y su cabeza. Pagué la cuenta y salí de ahí.
Noviembre 26
Hace dos semanas hice el primer movimiento, después de eso no crean que me desaparecí. Ambos fines de semana visité el bar y estuve fuera de este, envuelto en una larga gabardina, negra y un sombrero. Fumaba cigarrillos uno tras otro, sin parar hasta que aquella admirable visión llegaba a mí. Le observaba por el cristal, observaba todos y cada uno de sus delicados movimientos. Parecía como si él también esperara verme, incluso sin saber de mi. Buscaba alrededor, pero a los minutos se rendía y bebía con sus amigos.
Hoy decidí entrar en el bar, iba a sospechar si continuaba esperándolo de esa manera afuera del lugar. Llevaba una camiseta sin mangas como de costumbre, pantalones de cuero y el cabello suelto, todo completamente negro. Bebí una parte del whisky y mas o menos a las 3 de la mañana. Salió con los demás y se alejaron de ahí, sin dudarlo los seguí. No fueron muy lejos. Un par de cuadras a la derecha y luego en recta hasta ese puente maltrecho, el que está junto al supermercado. Ahí entraron en un edificio y subieron 5 pisos, encendieron las luces y una hora después las apagaron. Volví a mi casa.
Diciembre 3
Estaba preparado. Esta noche iba a acercarme, iba a hablarle. Solo que esta vez no fui al bar, él si. Fui directo al departamento al que una semana antes le había visto entrar y permanecí un piso arriba del quinto. Podía escuchar perfectamente cada movimiento. La gente subía y bajaba pero él no aparecía. De pronto, a las 12 de la noche su hermosa figura apareció en el umbral, desde mi escondite pude verlo, pero él a mi no. Lo observé, se despidió de sus amigos y ellos bajaron 2 pisos. Deduje que todos vivían en el mismo edificio pero en distintos apartamentos. Ellos bajaron y el rebuscó en sus bolsillos, soltó una leve risa. Sonreí, era hermoso. Por fin encontró las llaves y con un poco de esfuerzo la metió en la cerradura. Su aliento alcohólico alcanzaba a llegar al lugar entre sombras en el que yo estaba escondido, de una forma retorcida eso me excitó.
Abrió la puerta lentamente y antes de que pudiese cerrarla detrás de él, corrí hasta esta y le detuve con el pie. Él se giró un poco desconcertado, la borrachera le hacía ver todo sin poder comprenderlo al momento. Se rió nuevamente, su risa atravesó mi cerebro como una bella melodía. –“¿Q-Que pasa? ¿E-Eres tu cierto? El chico de la nota en el bar.”- Me sorprendí ante tal información y su sonrisa me sedujo de manera inevitable, le sonreí también. –“Si soy yo”- Confirmé para ver que hacía a continuación. Se relamió los labios de una manera que me hizo sentir escalofríos. -“¿Qué es lo que quieres de mi?”- Soltó un tanto agresivo pero aún mantenía esa sonrisa. Empujé un poco la puerta sin decirle nada y tomé su pequeña y exquisita figura entre mis brazos, le cargué sobre mi hombro sin ningún problema y bajé corriendo las escaleras. Él no se resistió, supuse que se había dormido por el exceso de alcohol. Lo metí en mi auto y lo traje a casa.
Diciembre 17
Hace 2 semanas traje a Hide a mi casa, al día siguiente me dijo que ese era su nombre. Amarrado de pies y manos sobre la cama no decía nada. Ni siquiera dejaba de sonreír con esa malicia que lograba enloquecerme. Si que era cruel, su sonrisa y la forma en que se removía en la cama me excitaban en demasía. Tenía la camisa y el pantalón desabrochados, para mi deleite podía observar su blanco pecho subir y bajar mientras dormía por las noches. Hasta ese momento solo hablaba con él, él hablaba conmigo como si yo no estuviese haciendo nada malo. Era desesperante pensar que lo tenía amarrado en mi cama de esa forma tan provocativa y por alguna extraña razón no me sentía con el valor suficiente para hacerle nada.
Ese día me dijo que se sentía sucio, que necesitaba un baño y yo, no pude negárselo. Lo desaté y lo llevé hasta el baño, ahí le encerré. Las ventanas del baño estaban selladas, no había forma de que se escapara. A los 20 minutos me llamó porque había terminado, abrí la puerta y su cuerpo estaba cubierto por nada más que una toalla que rodeaba su cintura. Su cabello escurría y las gotas acariciaban la piel de su torso, en ese momento desee tanto ser una de ellas. Le di ropa limpia, le quedó un tanto grande pero no se quejó. Tomó asiento en la cama, pareciera como si esperara que lo amarrara nuevamente, pero no pude en ese mismo momento. Se quedó mirándome, su sonrisa ahora era tierna como si mirarme le causara eso. –“Sé que es una pregunta estúpida pero, ¿Cómo te llamas?”- Él sabía perfectamente que no se lo diría, con reconocer mi rostro tenía suficiente para demandarme por secuestro y meterme en la cárcel. –“Si es una pregunta estúpida”- Lo cierto era que el tono de su voz me había hipnotizado, al igual que su rostro angelical y ese cuerpo que solo me causaba ganas de estrujarlo y poseerlo.
Diciembre 22
La relación con mi invitado había mejorado mucho. Sin embargo, la mayoría del tiempo, cuando él pensaba que no podía verlo, yo sabía que lloraba. Lloraba inconsolablemente pero incluso así no hacía nada por salir de mi casa. Ya no lo amarraba a la cama, se movía con libertad por la habitación aunque las ventanas estaban selladas, además de que estábamos en un piso muy alto. La puerta siempre permanecía cerrada con llave. Aún no me atrevía a tocarle. Me moría de ganas cada vez que miraba su rostro y cada vez que se movía contoneándose por la habitación. Pero algo me detenía.
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Re: Diary of a sinner. Parte 1
Diciembre 24
Hoy traje algo de cenar para Hide y para mí, mañana es navidad. No soy un secuestrador, solo soy un chico enamorado. Me convencí de eso a mi mismo cuando sin darme cuenta miraba ropa en el centro comercial y me imaginaba a Hide vestido con ella. Enrojecí cuando ya en mi apartamento saqué de la bolsa una túnica blanca como la que llevaba el día que lo conocí. La admiré por un momento volviendo la imagen de Hide a mi mente. Metí la prenda en una caja envuelta para regalo y la coloqué cerca del pequeño árbol adornado que había puesto junto a la ventana de la sala de estar. Era el único regalo en el árbol, al menos este año habría algo.
Por la noche tomé el regalo después de preparar la cena y golpeé suavemente la puerta de la habitación. –“Adelante…”- Escuché la voz de Hide y me estremecí, me temblaban las piernas, estaba notablemente nervioso. Ignorando el sudor en mis manos suspiré y abrí la puerta. Hide estaba sobre la cama sentado, mirando al piso, la habitación en completa oscuridad. Cerré la puerta detrás de mí y me acerqué hasta él. Me senté a su lado y él levantó la mirada. –“¿Qué traes ahí?”- Sonrió levemente. –“ E-Es para ti…”- Bajé la mirada sintiendo como el calor subía por mis mejillas y tendí la caja hacía él. La tomó entre sus pálidas manos y abrió el regalo. Yo continué con la mirada baja, no pude ver su reacción. Un momento después sentí sus brazos rodearme con cariño… ¿era cariño? Así lo sentí, fue algo que me llenó. Sin dudármelo lo abracé también, él susurró un apenas audible “Gracias” en mi oído y después lo llevé a cenar al comedor. Me divertí bastante ese día, Hide es muy divertido además de hermoso. Después de desearnos Feliz Navidad, le encerré en su habitación y por un momento me quedé pensando afuera de este. Pero al poco rato fui a la mía y me quedé dormido pensando en él.
Diciembre 25
Desperté pasado el medio día, me levanté feliz y enérgico como últimamente lo hacía. De inmediato corrí a la habitación de Hide y entré en ella, aún estaba recostado en la cama enredado en las sábanas, me acerqué en silencio hasta su lugar de reposo y me senté en la orilla de la cama. Le observé por mucho tiempo, no podía dejar de mirarlo. A los pocos minutos abrió sus ojos castaños, y los clavó en mí. Me recibió con una sonrisa. –“Ohayou…”- Dijo aún soñoliento tallándose los ojos de una manera muy tierna y se incorporó en la cama dejándome ver su pecho descubierto y sus cabellos rojizos que caían sobre él. ¿¿Es qué siempre que lo mirara, aunque no hiciera nada, iba a hacerme sentir de esa manera?? Me maldije a mi mismo internamente por ser tan débil ante su belleza y le saludé de igual manera. Ese día le dejé andar por la casa y tuvo el atrevimiento de cocinar mientras yo me bañaba y trabajaba en algunas cosas. Me sorprendió con una deliciosísima cena, no me expliqué como pudo lograrlo siendo que no había prácticamente nada en la casa.
Diciembre 29
Hoy tuve que dejarlo solo porque tenía unos asuntos pendientes con unos clientes de la empresa en donde solía trabajar, de la cual me habían despedido antes de conocerlo. Cuando llegué al apartamento por la noche, éste estaba en completa oscuridad a excepción de una luz que salía por debajo y por un lado de la puerta de la habitación de Hide. Me acerqué sigilosamente hasta la puerta entreabierta y me asomé haciendo el menor ruido posible. Lo que vi fue algo que realmente no me esperaba, Hide estaba recostado sobre el sillón a un lado de la ventana, entre esta y su cama. Mantenía las piernas sobre los brazos del sillón, ambas colgaban de éste y se movían temblando ligeramente. Su cuerpo estaba completamente desnudo y su diestra se movía de forma casi desesperada haciéndole gemir de placer ante aquella auto-satisfacción de sus deseos. Rápidamente me alejé de la puerta y caminé apresurado hasta mi habitación, no podía continuar mirando, era una tortura. Me metí entre las sábanas e irremediablemente tuve que deslizar la mano hacía el interior de mi ropa.
Diciembre 31
Así pasaron dos días en los que traté de hablar lo menos posible con Hide. Su mirada me intimidaba y aún más ver su cuerpo, seguro me haría perder el poco control que tenía. Pero era año nuevo, no podía ignorarlo más. Dejé que el preparara la cena y yo tomé un baño para relajarme. Él se bañó después de mí y se colocó la túnica que le di en navidad. Cuando estuvimos ambos sentados a la mesa, ni siquiera tuve los cojones para mirarlo a los ojos. Comí en silencio y él de vez en cuando decía algo a lo que yo solo asentía sin levantar la mirada. Después de cenar saqué una botella de vino que había traído conmigo esa misma tarde cuando salí a comprarle lo necesario para la cena. Brindamos justo a la media noche y bebimos, sin darnos cuenta, una copa tras otra.
Enero 1
Alrededor de tres horas después ambos estábamos lado a lado en el sillón de la sala de estar. Yo aún tenía un poco de vino en mi copa, él la tenía vacía en una de sus manos. Él me miraba, yo evitaba hacer lo mismo con él. Sin embargo podía sentir su mirada clavarse en cada uno de mis poros, esa sensación de nerviosismo volvía a mi haciéndome estremecer. Repentinamente apoyó su cabeza sobre mi hombro dejando caer la copa al sillón, estaba mareado, me lo dijo. Tomé ambas copas y las coloqué en la mesita a un lado. Con cuidado lo cargué y se abrazó a mi cuello, lo llevé hasta su habitación y ahí lo recosté en la cama. Sin esperármelo, él no me soltó jalándome hacía si y haciéndome caer sobre su cuerpo, el cual se removió debajo del mío causando una fricción por demás sensual. –“Ne… tócame...”- Pidió en un leve gemido, si era mi imaginación era mejor que dejara de alucinar ahora mismo. Traté de incorporarme pero sus manos apresaron mi camisa y un segundo después dejé de respirar. Sus dulces labios atraparon los míos en un cálido y húmedo beso, su lengua jugueteaba dentro de mi boca y claro sin pensármelo dos veces, correspondí a su necesitado beso.
Con sus manos tomó las mías y las obligó a recorrer su ansioso cuerpo, mis manos temblorosas se dejaron llevar por él. ¡Demonios! Era justamente como lo imaginaba, su piel era suave y deliciosa. Su olor a tabaco y alcohol eran inevitablemente excitantes. La expresión en su rostro, inigualable. Sus cabellos se dispersaban por las sábanas blancas mientras se deshacía de mis ropas, descubrió mi torso y desabrochó mi pantalón, cada vez más insistente. Yo colé mis manos por debajo de la túnica y me deshice del pantalón de tela delgada y blanca, topándome con esa parte específica de su cuerpo que clamaba atención. Antes de hacer cualquier movimiento me separó de él. –“Amárrame…”- Le miré sorprendido, casi incrédulo. –“¿Éstas seguro?”- Pregunté con un poco de duda. Asintió con la cabeza ofreciéndome sus muñecas mientras se relamía los labios.
Después de amarrarle por las muñecas, estaba por completo bajo mi merced, era como un sueño hecho realidad. La túnica aún cubría su cuerpo, me deshice de mi ropa quedando completamente desnudo frente a Hide. Éste sonrió de manera pervertida y se relamió los labios con mayor deseo. Gateé por sobre su cuerpo hasta quedar por completo sobre él, su mirada me llamaba a besarlo y poseerlo, cosa que no tardaría en hacer. Lo besé como si de eso dependiera mi vida y mis manos recorrían su cuerpo debajo de la túnica.
Ambos respirábamos cada vez mas entrecortado. Hide dejaba impregnados en las paredes de la habitación sus gritos de placer cada vez que lo embestía con fuerza. Mis manos se aferraban a su cintura, su suave piel debajo de las yemas de mis dedos enrojecía ante la presión. Nuestros cuerpos bailaban excitados en una danza llena de sensualidad y deseo. Las expresiones en su rostro y la forma en que su cadera se movía de forma casi experta, me hacían sentir explotar en cualquier momento. Los momentos más placenteros de mi vida estaban siendo consumidos, ambos estallamos en un alarido al unísono mientras su cálido elixir era depositado sin cuidado sobre su propio vientre y en mi mano. Llené a Hide con mi caliente néctar. Caí sobre su pecho como si tanta perfección me hubiese hecho colapsar.
Esa noche fue la primera de muchas veces que toqué a Hide, lo toqué hasta cansarme, mi cuerpo y el suyo fueron uno hasta no poder más. Poseí su cuerpo una y otra vez hasta quedar ambos exhaustos sobre la cama. Sus manos, con las muñecas enrojecidas, acariciaban mi cabello. Mi cabeza estaba apoyada sutilmente sobre su pecho, podía escuchar su corazón, estaba agitado.
x__Fin parte 1~
Hoy traje algo de cenar para Hide y para mí, mañana es navidad. No soy un secuestrador, solo soy un chico enamorado. Me convencí de eso a mi mismo cuando sin darme cuenta miraba ropa en el centro comercial y me imaginaba a Hide vestido con ella. Enrojecí cuando ya en mi apartamento saqué de la bolsa una túnica blanca como la que llevaba el día que lo conocí. La admiré por un momento volviendo la imagen de Hide a mi mente. Metí la prenda en una caja envuelta para regalo y la coloqué cerca del pequeño árbol adornado que había puesto junto a la ventana de la sala de estar. Era el único regalo en el árbol, al menos este año habría algo.
Por la noche tomé el regalo después de preparar la cena y golpeé suavemente la puerta de la habitación. –“Adelante…”- Escuché la voz de Hide y me estremecí, me temblaban las piernas, estaba notablemente nervioso. Ignorando el sudor en mis manos suspiré y abrí la puerta. Hide estaba sobre la cama sentado, mirando al piso, la habitación en completa oscuridad. Cerré la puerta detrás de mí y me acerqué hasta él. Me senté a su lado y él levantó la mirada. –“¿Qué traes ahí?”- Sonrió levemente. –“ E-Es para ti…”- Bajé la mirada sintiendo como el calor subía por mis mejillas y tendí la caja hacía él. La tomó entre sus pálidas manos y abrió el regalo. Yo continué con la mirada baja, no pude ver su reacción. Un momento después sentí sus brazos rodearme con cariño… ¿era cariño? Así lo sentí, fue algo que me llenó. Sin dudármelo lo abracé también, él susurró un apenas audible “Gracias” en mi oído y después lo llevé a cenar al comedor. Me divertí bastante ese día, Hide es muy divertido además de hermoso. Después de desearnos Feliz Navidad, le encerré en su habitación y por un momento me quedé pensando afuera de este. Pero al poco rato fui a la mía y me quedé dormido pensando en él.
Diciembre 25
Desperté pasado el medio día, me levanté feliz y enérgico como últimamente lo hacía. De inmediato corrí a la habitación de Hide y entré en ella, aún estaba recostado en la cama enredado en las sábanas, me acerqué en silencio hasta su lugar de reposo y me senté en la orilla de la cama. Le observé por mucho tiempo, no podía dejar de mirarlo. A los pocos minutos abrió sus ojos castaños, y los clavó en mí. Me recibió con una sonrisa. –“Ohayou…”- Dijo aún soñoliento tallándose los ojos de una manera muy tierna y se incorporó en la cama dejándome ver su pecho descubierto y sus cabellos rojizos que caían sobre él. ¿¿Es qué siempre que lo mirara, aunque no hiciera nada, iba a hacerme sentir de esa manera?? Me maldije a mi mismo internamente por ser tan débil ante su belleza y le saludé de igual manera. Ese día le dejé andar por la casa y tuvo el atrevimiento de cocinar mientras yo me bañaba y trabajaba en algunas cosas. Me sorprendió con una deliciosísima cena, no me expliqué como pudo lograrlo siendo que no había prácticamente nada en la casa.
Diciembre 29
Hoy tuve que dejarlo solo porque tenía unos asuntos pendientes con unos clientes de la empresa en donde solía trabajar, de la cual me habían despedido antes de conocerlo. Cuando llegué al apartamento por la noche, éste estaba en completa oscuridad a excepción de una luz que salía por debajo y por un lado de la puerta de la habitación de Hide. Me acerqué sigilosamente hasta la puerta entreabierta y me asomé haciendo el menor ruido posible. Lo que vi fue algo que realmente no me esperaba, Hide estaba recostado sobre el sillón a un lado de la ventana, entre esta y su cama. Mantenía las piernas sobre los brazos del sillón, ambas colgaban de éste y se movían temblando ligeramente. Su cuerpo estaba completamente desnudo y su diestra se movía de forma casi desesperada haciéndole gemir de placer ante aquella auto-satisfacción de sus deseos. Rápidamente me alejé de la puerta y caminé apresurado hasta mi habitación, no podía continuar mirando, era una tortura. Me metí entre las sábanas e irremediablemente tuve que deslizar la mano hacía el interior de mi ropa.
Diciembre 31
Así pasaron dos días en los que traté de hablar lo menos posible con Hide. Su mirada me intimidaba y aún más ver su cuerpo, seguro me haría perder el poco control que tenía. Pero era año nuevo, no podía ignorarlo más. Dejé que el preparara la cena y yo tomé un baño para relajarme. Él se bañó después de mí y se colocó la túnica que le di en navidad. Cuando estuvimos ambos sentados a la mesa, ni siquiera tuve los cojones para mirarlo a los ojos. Comí en silencio y él de vez en cuando decía algo a lo que yo solo asentía sin levantar la mirada. Después de cenar saqué una botella de vino que había traído conmigo esa misma tarde cuando salí a comprarle lo necesario para la cena. Brindamos justo a la media noche y bebimos, sin darnos cuenta, una copa tras otra.
Enero 1
Alrededor de tres horas después ambos estábamos lado a lado en el sillón de la sala de estar. Yo aún tenía un poco de vino en mi copa, él la tenía vacía en una de sus manos. Él me miraba, yo evitaba hacer lo mismo con él. Sin embargo podía sentir su mirada clavarse en cada uno de mis poros, esa sensación de nerviosismo volvía a mi haciéndome estremecer. Repentinamente apoyó su cabeza sobre mi hombro dejando caer la copa al sillón, estaba mareado, me lo dijo. Tomé ambas copas y las coloqué en la mesita a un lado. Con cuidado lo cargué y se abrazó a mi cuello, lo llevé hasta su habitación y ahí lo recosté en la cama. Sin esperármelo, él no me soltó jalándome hacía si y haciéndome caer sobre su cuerpo, el cual se removió debajo del mío causando una fricción por demás sensual. –“Ne… tócame...”- Pidió en un leve gemido, si era mi imaginación era mejor que dejara de alucinar ahora mismo. Traté de incorporarme pero sus manos apresaron mi camisa y un segundo después dejé de respirar. Sus dulces labios atraparon los míos en un cálido y húmedo beso, su lengua jugueteaba dentro de mi boca y claro sin pensármelo dos veces, correspondí a su necesitado beso.
Con sus manos tomó las mías y las obligó a recorrer su ansioso cuerpo, mis manos temblorosas se dejaron llevar por él. ¡Demonios! Era justamente como lo imaginaba, su piel era suave y deliciosa. Su olor a tabaco y alcohol eran inevitablemente excitantes. La expresión en su rostro, inigualable. Sus cabellos se dispersaban por las sábanas blancas mientras se deshacía de mis ropas, descubrió mi torso y desabrochó mi pantalón, cada vez más insistente. Yo colé mis manos por debajo de la túnica y me deshice del pantalón de tela delgada y blanca, topándome con esa parte específica de su cuerpo que clamaba atención. Antes de hacer cualquier movimiento me separó de él. –“Amárrame…”- Le miré sorprendido, casi incrédulo. –“¿Éstas seguro?”- Pregunté con un poco de duda. Asintió con la cabeza ofreciéndome sus muñecas mientras se relamía los labios.
Después de amarrarle por las muñecas, estaba por completo bajo mi merced, era como un sueño hecho realidad. La túnica aún cubría su cuerpo, me deshice de mi ropa quedando completamente desnudo frente a Hide. Éste sonrió de manera pervertida y se relamió los labios con mayor deseo. Gateé por sobre su cuerpo hasta quedar por completo sobre él, su mirada me llamaba a besarlo y poseerlo, cosa que no tardaría en hacer. Lo besé como si de eso dependiera mi vida y mis manos recorrían su cuerpo debajo de la túnica.
Ambos respirábamos cada vez mas entrecortado. Hide dejaba impregnados en las paredes de la habitación sus gritos de placer cada vez que lo embestía con fuerza. Mis manos se aferraban a su cintura, su suave piel debajo de las yemas de mis dedos enrojecía ante la presión. Nuestros cuerpos bailaban excitados en una danza llena de sensualidad y deseo. Las expresiones en su rostro y la forma en que su cadera se movía de forma casi experta, me hacían sentir explotar en cualquier momento. Los momentos más placenteros de mi vida estaban siendo consumidos, ambos estallamos en un alarido al unísono mientras su cálido elixir era depositado sin cuidado sobre su propio vientre y en mi mano. Llené a Hide con mi caliente néctar. Caí sobre su pecho como si tanta perfección me hubiese hecho colapsar.
Esa noche fue la primera de muchas veces que toqué a Hide, lo toqué hasta cansarme, mi cuerpo y el suyo fueron uno hasta no poder más. Poseí su cuerpo una y otra vez hasta quedar ambos exhaustos sobre la cama. Sus manos, con las muñecas enrojecidas, acariciaban mi cabello. Mi cabeza estaba apoyada sutilmente sobre su pecho, podía escuchar su corazón, estaba agitado.
x__Fin parte 1~
Re: Diary of a sinner. Parte 1
tus ideas random rules!! >w
XD me agradó la primera parte....
O.O cierto.... cuantas partes seran .___.
bueno, espero leerlas pronto.
Gracias por compartir con nosotras tus fics n__n
XD me agradó la primera parte....
O.O cierto.... cuantas partes seran .___.
bueno, espero leerlas pronto.
Gracias por compartir con nosotras tus fics n__n
Re: Diary of a sinner. Parte 1
wiii gracias a ustedes por leerme :B
aun no estoy seguro de cuantas partes sean
pero creo ke solo serán 2... si bien le va a
mi cerebro, saldran 4 pero aun no se xD
aun no estoy seguro de cuantas partes sean
pero creo ke solo serán 2... si bien le va a
mi cerebro, saldran 4 pero aun no se xD
Re: Diary of a sinner. Parte 1
me encanto *---------------------------------*!
ps que sean 4 xD
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Nicki- HaremQ
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